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Epistaxiofobia:
Miedo a las hemorragias nasales.


Definición ampliada:
Se define como un persistente, anormal y injustificado miedo a tener una hemorragia nasal.
Aquellos que temen a que la nariz les sangre, en adición también se preocupan de ser incapaces de salvaguardar su salud. Algunos nunca visitan a un médico más allá de que tengan problemas de salud, otros evitan por completo los hospitales, incluso para ir a visitar a un amigo o pariente enfermo, o no miran televisión o películas por miedo a ver imágenes de gente enferma o herida. Una pequeña proporción de mujeres temen quedar embarazadas debido a esta fobia. De esta manera, en contraste con otros tipos de fobia específica, el hecho de evitar la situación temida no es suficiente para acabar con la ansiedad y permitirle a la persona llevar una vida normal.
Para diagnosticar esta fobia en muchos casos se le pide a un paciente que mantenga los ojos en una pantalla pero se le da el control remoto para que pueda parar la película en cualquier momento si mirarlo se vuelve intolerable. Su presión sanguínea y ritmo cardíaco son monitoreados continuamente durante el proceso (y se presta atención a otros signos), comenzando con una fase de diez minutos previa a la exposición en la cual se obtienen lecturas de base. Luego sigue un período de instrucción de cuatro minutos donde al paciente se le recuerdan los contenidos del video y se le pide que mire a la pantalla sin apartar la vista. El video dura media hora y, normalmente, una persona fóbica o se desmaya, aparta la vista o detiene la cinta debido a su marcada ansiedad y estrés.
Recientemente, un nuevo enfoque ha sido desarrollado por un grupo de clínicos suecos que ha demostrado ser exitoso y le enseña al paciente un método para prevenir los desmayos. La técnica se llama “tensión aplicada” y, en esencia, a la persona se le enseña a tensar los grandes músculos del cuerpo por períodos cortos de tiempo (de quince a veinte segundos), lo que tiene el efecto de elevar la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. Siendo capaz de influir directamente sobre su propia presión sanguínea, el paciente logra contrarrestar la hipotensión que suele preceder el desvanecimiento.